A San Salvador de Oviedo.
Es un hecho que, con el paso de cada generación, se van quedando en el olvido muchas costumbres y tradiciones herencia de nuestros ancestros. Para desgracia de todos, un gran número se pierden definitivamente, mientras otras, permanecerán en nuestra memoria como un nostálgico recuerdo, pudiendo considerarse los casos de recuperación y reactivación, como un verdadero milagro. Rescate, que casi siempre, corre a cargo de algunos entusiastas, que pasito a pasito, con mucho trabajo, constancia e inagotable ánimo logran el deseado éxito, que no en pocas ocasiones se queda en un simple sueño.
Si son innumerables, los ejemplos que jalonan nuestros Caminos de los que apenas quedan referencias documentales, también son incalculables las ruinas y abandonos que encontramos a nuestro paso, al igual que la ausencia de aquellos grandes referentes que nos contagiaron su pasión por El Camino.
Por fortuna ¡muy de vez en cuando! vemos cuajar proyectos de recuperación de costumbres ancestrales o de algunos elementos vinculados al Camino, y también de Caminos perdidos entre el olvido y la maleza, siendo un par de buenos ejemplos de éxito y consolidación; el Camino de Gran Canaria (del que algún día contaré más cosas) y el de San Salvador de Oviedo, del que hoy escribo.
Si bien es cierto, que son muchos los lugares de los que se tiene constancia de donde los Peregrinos partían para dirigirse a San Salvador de Oviedo, el trazado que adopta este nombre es el que comienza junto a las paredes del antiguo hospital de San Marcos en León, convertido en el S.XX en parador de turismo. Desde aquí, la traza va remontando el curso del rio Bernesga dejando atrás Carvajal de la Legua, Valdecastro, Villalbura, Cabanillas, Cascantes y la ermita de La Celada, hasta alcanzar La Robla para dar por finalizada la primera jornada.
Desde La Robla, el Camino sigue por Puente de Alba, Peredilla, Nuestra Señora del Buen Suceso, Nocedo, Huergas, Pola de Gordón, Beberino, Nuestra Señora del Valle y Buiza, lugar en el que se suele finalizar la jornada en invierno y en el que el trazado se bifurca en dos variantes: la de verano, que por la Forcada de San Antón alcanza Poladura de la Tercia, donde se suele finalizar la segunda etapa en verano, y la variante de invierno que por Villamanín y Busdongo alcanzará Santa María de Arbas, para continuar ya por un solo trazado.
Desde Poladura la traza asciende por el collado de Eros y el cantu La Tusa hasta el antiguo monasterio de Santa María de Arbas y alto del puerto de Pajares, donde se desciende, bien pasando por el pueblo de Pajares en el caso de querer finalizar aquí la jornada, o de manera directa a San Miguel del Río, para ascender por el pequeño núcleo de Sta. Marina hasta los Llanos de Somerón, donde también se puede dar por concluida la etapa, siendo ésta sin ningún lugar a dudas la de mayor belleza de todo el Camino.
Desde Llanos toca descender por asfalto a Puente de los Fierros, desde donde se afronta un nuevo repecho a Fresnedo, para continuar por San Miguel de Eros hasta Herías, para descender a Campomanes. Una vez dejado atrás el tramo más exigente del Camino, Pola de Gordón – Campomanes, el trazado nos da un respiro al discurrir paralelo al río, que más tarde se convertirá en el Caudal, llevándonos por la joya prerrománica de Sta. Cristina y Vega del Ciego a Pola de Lena, villa en la que es habitual finalizar la etapa desde Pajares o Llanos.
De Pola de Lena a Villallana, Ujo y Mieres del Camino, donde dependiendo de la forma física, se puede dar por finalizada la jornada o se pueden afrontar los últimos 16 kilómetros que, por La Peña, La Rebollada, el Alto del Padrún, Olloniego, Picullanza, Venta del Aire y La Manjoya (Monxoi o Monte del Gozo, desde donde ya se avista la Catedral de San Salvador) se desciende hasta Oviedo. Camino que puede dividirse en cuatro, cinco o seis jornadas, dependiendo de la estación, las inclemencias meteorológicas o la forma física de los Peregrinos, pues como escribía Bartolomeo Fontana en el año 1.538 “Asturia sei pur bella e sei pur dura”.
Las pocas jornadas en las que se puede recorrer este espectacular trazado, lo convierte en idóneo para plantearse imitar a los pioneros para continuar a Santiago por el Primitivo o para una escapada, especialmente sugerente en primavera y otoño, estaciones en las que el paisaje nos ofrece sus imágenes más bonitas.
Debido a que parte de su trazado recorre cotas altas de la montaña astur-leonesa, deben de extremarse las precauciones ante cualquier amenaza climatológica.
El objeto de este desvío desde León no era otro que venerar las reliquias que guardaba el Arca Santa y el de postrarse ante El Salvador, como nos recuerda esta antigua y popular coplilla de origen francés.
"Quién va a Santiago
y no a San Salvador
visita al Siervo
y olvida al Señor".
Si bien no está clara la fecha en que se comienza a realizar el desvío a Oviedo desde León, se viene tomando como referencia el último tercio del S.XI, época desde la que la se tiene constancia que, debido a su popularidad, especialmente entre los franceses, se alcanzan niveles muy considerables de tránsito en su trazado, manteniéndose los mismos, en mayor o menor medida hasta el S.XIX.
Tal fue la relevancia adquirida por esta visita a San Salvador que, desde el 14 al 21 de septiembre de cada año, en la Catedral de San Salvador de Oviedo, se celebra “La Perdonanza” o Jubileo de la Santa Cruz. Conmemoración que tiene sus antecedentes históricos, en la veneración profesada por numerosos Peregrinos al Arca de Las Reliquias traída por Alfonso II a la Cámara Santa, siendo ya concedido en aquellos tiempos por el Santo Padre, el perdón de la tercera parte de los pecados a los que la visitaran en cualquier tiempo, las reliquias guardadas en esta Iglesia e hiciesen limosna, siendo Eugenio IV el año 1438, quien conceda la Bula por la que se otorga indulgencia plenaria a cuantos visiten la Catedral de San Salvador de Oviedo el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz.
Para tras diversas variaciones a lo largo de los siglos, quedar establecida por la Sagrada Penitenciaría Apostólica a partir del año 1985, la práctica que desde entonces se viene observando en la tradicional "Perdonanza", es decir: la posibilidad de lucrar indulgencia plenaria, aneja al Jubileo de La santa Cruz todos los días comprendidos entre el 14 de septiembre y el 21 del mismo mes.
Al finalizar el recorrido, en la Catedral de San Salvador de Oviedo, puede solicitarse La Salvadorana, certificado que acredita haber realizado el Camino del Salvador.